martes, 26 de enero de 2010
LAS 25 RAZONES QUE ME HACEN SABER QUE EL ASTRALPOOL GANARÁ EN ATENAS (I)
PRIMER ARGUMENTO:
LA IMPREVISIBILIDAD DE LOS NÚMEROS
En esta suma de azares que es la condición humana, resulta extremadamente improbable que se repitan las estadísticas de un partido, y menos todavía en dos encuentros de una misma eliminatoria. No hay dos partidos iguales.
El CNS Astralpool firmó unos números de superioridades e inferioridades numéricas a las que cuesta, además, encontrarles un precedente. Por esa misma razón, por la improbabilidad de una estadística igual en un partido anterior, será al menos tan difícil que puedan repetirse en Atenas.
Se me replicará que podría ser entonces que esos porcentajes no sean iguales pero sí que pueden ser peores. Cierto, pero este supuesto es, por pura y simple matemática, menos posible, ya que el margen de mejora es mucho más amplio que el de empeoramiento.
Por lo argumentado y partiendo de que con los números en su contra el CNS acabó perdiendo el choque de Can Llong por tan sólo un gol, resulta que en realidad las sabadellenses parten con ventaja para el partido de vuelta del 20 de febrero.
Los mismos pitagóricos, aquella comunidad de cultura griega surgida en Elea (sur de Italia) que creían que el universo estaba ordenado por los números, acabaron desquiciados porque, precisamente, descubrieron por especulación matemática que los números no se constreñían a la realidad. Que hay unos números, los irracionales, es decir, los que no son ni enteros ni fracciones, que son inconmensurables porque sus decimales se prolongan hasta el infinito, por ejemplo el famoso número pi (3,1416...) o el fi (1,61803...), ambos relativos a las proporciones.
Durante siglos consiguieron que este hallazgo para ellos iconoclasta se mantuviera en secreto y no traspasara las opacas barreras del grupo de iniciados. Hasta que, lo cuenta Jámblico en 'Vida Pitagórica', hacia el año 300 después de Cristo, alguien reveló este descubrimiento y se derrumbó la veneración hacia la secta de los pitagóricos.
De manera y resumiendo que los números sólo sirven para expresar los fenómenos reales, pero éstos y aquéllos tienen naturalezas distintas y, por lo tanto, su coincidencia es, precisamente eso: azar. Y es el trabajo del hombre intentar eliminar la mayor parte posible de ese azar en su lucha contra la naturaleza haciendo converger realidad y número. Control denominamos a ese esfuerzo.
Pero este esfuerzo por hacerse con el control de la realidad, constriñéndola a los números, a la matemática o a la estadística, constituye un empeño infantil y frágil, pues tal es la complejidad del universo que jamás podrá el ser humano controlar del todo su entorno. Cualquier afán de control se convierte en una futilidad.
Así que una futilidad es deducir que un marcador adverso, que unas estadísticas adversas, en un juego vayan a condicionar y derivar en un segundo juego también adverso.
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