martes, 16 de febrero de 2010

LAS 25 RAZONES QUE ME HACEN SABER QUE EL ASTRALPOOL GANARÁ EN ATENAS (XVII)


DECIMOSÉPTIMO ARGUMENTO:
LA CAPACIDAD PARA LA IMPOSTURA

Sólo hay algo que defina más exactamente la realidad actual que la crisis, y es la impostura. En esta época caracterizada por el neobarroquismo y el fin de todos los modelos, la nada se abre paso como la única respuesta. Y esto abarca desde la economía hasta el arte.
La penúltima demostración de esta verdad sobre la ausencia la ha traído un grafitero metido a director de cine. Un tal Bansky está triunfando en la Berlinale con una película inclasificable. El propio Bansky presentó su filme –y a sí mismo– de la siguiente manera: «Señoras y señores, ante ustedes el señor Nadie».
Y la gente aplaudió y los críticos se frotaron las manos contemplando ese 'Exit through the gift shop', un trozo de nada dirigido por el señor Nadie. «Una materia metaconfusa y postmoderna en la tradición conceptual de 'Cómo ser John Malkovich', de Spike Jonze», han escrito, por ejemplo.

Lo bueno de esta impostura a medio camino entre el documental, la ficción, la trampa mental y el ejercicio de estilo del todo vale, es que a todos nos comunica algo. Es decir, que somos capaces de captar un mensaje detrás de este absurdo juego de espejos. Y este nuevo dadaísmo destruye para reconstruir nuestra manera de entender las cosas, lo cual es exactamente lo que puede hacer el Astralpool en Atenas.
En la capital del clasicismo y ante un rival construido en la lógica, la zona, la estructura y el inmovilismo del control a toda costa, el equipo sabadellense puede lanzar su mensaje deconstructivo y esperar a que se deshaga el andamiaje. Este Astralpool que sabe ser el torbellino, que casi obtiene un resultado positivo con un partido descabezado, puede llegar como un señor Nadie, como una materia de waterpolo metaconfuso, y romper los esquemas de un partido de control.

«Señoras y señores, ante ustedes el waterpolo nada», diría, y ante el estupor y la imprevisibilidad, llevarse un partido absolutamente inclasificable. Ya le metió 13 goles en la ida sin que supiera el Olympiacos cómo fue exactamente posible. Créanme: las griegas están inquietas porque todavía no han comprendido este estilo.

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