miércoles, 17 de febrero de 2010

LAS 25 RAZONES QUE ME HACEN SABER QUE EL ASTRALPOOL GANARÁ EN ATENAS (XIX)


DECIMONOVENO ARGUMENTO:
EL ÍMPETU ESTÁ DEL LADO SABADELLENSE

Aún a día de hoy los historiadores no se explican cómo pudieron ganar diez mil soldados atenienses a veinte mil infantes y arqueros del poderoso ejército persa. Fue en el 490 a.C., en la famosa batalla de Maratón.
Los medos, comandados por los generales Datis y Tisafernes, conformaban la mejor armada de la historia. El imperio de Darío abarcaba desde la costa jonia hasta el actual Irán y quería vengarse de Atenas por su apoyo a las ciudades griegas de la costa anatolia, entre ellas a Mileto. Así que la avanzada de Datis y Tisafernes desembarcó ante la famosa llanura de Maratón.

¿Qué opciones tenía Atenas? Pocas, muy pocas. Los lengendarios guerreros de Esparta iban a tardar aún seis días en llegar, así que Milcíades –uno de los dos estrategos junto a Temístocles– optó por el ímpetu. Los persas contaban con que el enemigo se apostaría a la defensiva para intentar frenar su avalancha, como había sucedido siempre que decidían conquistar un territorio, así que empezaron lentamente a disponer sus batallones.
Y llegó el loco de Milcíades.
Después de recorrer los 42 km que separan Atenas de la llanura de Maratón, los hoplitas –armados con largas lanzas, corazas y fuertes escudos– cargaron directamente contra el ejército de Datis y Tisafernes divididos en tres secciones. Sorprendidos y sin la ayuda de los mil infantes de caballería, apostada en otro lugar y sin posibilidad de intervención rápida, no tuvieron tiempo de reaccionar.
Los griegos golpearon el centro de las fuerzas persas y las armas pesadas helenas causaban estragos en la ligera milicia enemiga, armada con espadas y poco protegida. La eficacia de los medos se basaba en la actuación de sus arqueros y la efectividad de la caballería, así que en el cuerpo a cuerpo la balanza se inclinaba a favor de los atenienses. En la desorganización que provocó el choque, los generales persas ordenaron reforzar el centro, circunstancia que aprovecharon los otras dos divisiones griegas para cerrarse como una tenaza.

La batalla apenas duró una hora. Los medos se batieron en retirada ante la carnicería. Se dice que murieron seis mil asiáticos frente a casi doscientos atenienses. Y en la huida hubo ocasión de capturar unas cuantas naves enemigas. El ímpetu y la fe de los griegos le dio la vuelta a una situación que era realmente agónica.
El Astralpool no parece precisamente favorito en el partido que le enfrentará el 20-F al Olympiacos. Pero desde luego que el ímpetu, como se vio en Can Llong, está del lado sabadellense. El sábado, le darán la vuelta a la historia.

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