martes, 3 de noviembre de 2009

A PROPÓSITO DE JULI


Toda apariencia es errónea, sólo la mente puede alcanzar a comprender la realidad. Y ésta no es otra que un absoluto presente, una indestructible afirmación del mundo: lo que existe es, y nada puede alterarlo ni destruirlo.
De manera que, bajo el prisma del pensamiento del gran Parménides de Elea, toda la palabrería que se levanta como una torre del pensamiento no es otra cosa que polvo, vestidura invisible que se lleva el viento. Inútiles esfuerzos humanos por sentirnos menos frágiles.
Julián García era Juli en el Sabadell, un chico de casa. Creció en el equipo de los Garcías, creo recordar que había al menos cuatro jugadores con este apellido, y tuvo su alternativa en el absoluto cuando aún era juvenil. De la mano de Silvestre, se vio marcando a boyas que abultaban tres veces su espigado cuerpo, controlando en el eje del ataque.
Pasó muchísimas tardes en la piscina de Can Llong entrenando a centenares de chavales. De ello deduzco que es un muchacho responsable, capaz y competente. Nunca oí que generara algún problema. Por todo eso, me supo mal que optara por seguir a Manel cuando algo se desgarró en el Club por su mal gestionada salida. Pero creo intuir que no hizo otra cosa que seguir a su padre deportivo, y eso le honra como persona.
Ahora me alegro de que pueda jugar con el Navarra, equipo por el que ha seguido optando, que tan bien le ha acogido y que le está permitiendo progresar como waterpolista. Las trabas burocráticas, los derechos de formación, las hipotecas del espíritu son eso precisamente: cadenas, barrotes que dice Silvestre.
Un club deportivo no puede hacer otra cosa que formar waterpolistas, es su razón de ser. Y formar/educar es, en el fondo, dotar de autonomía al educando. La única recompensa del formador es comprobar que ha hecho bien su labor. Y el Juli ha demostrado calidad en el agua y fuera de ella. El Club puede estar orgulloso.
Y ésta es la única verdad, la espléndida realidad. Lo que existe es, y nada puede alterarlo ni destruirlo. Ni siquiera toda la palabrería que podamos inventar. Disfrutemos de un jugador que, aunque rinda aparentemente para el Navarra, existe para el bien del waterpolo.

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