miércoles, 27 de enero de 2010
LAS 25 RAZONES QUE ME HACEN SABER QUE EL ASTRALPOOL GANARÁ EN ATENAS (III)
TERCER ARGUMENTO:
LA NUEVA VERSIÓN QUE SE ESTÁ GESTANDO
«La capacidad de inventar y soñar es la que nos hace plenamente humanos», leo en una entrevista en La Vanguardia a Elsa Punset, hija de mi idolatrado Eduard. Y descubro que el Astralpool es un equipo soñador, emocional y muy humano.
En el partido de Can Llong, hubo un yin y un yang, un equipo blanco y otro negro, uno emotivo y otro racional. Cierto, ganó el racional, el orden del Olympiacos, pero no fue realmente una contienda en la que se expresaran los dos rivales al cien por cien.
Las griegas estuvieron a un nivel de racionalidad bastante elevado, con porcentajes muy altos en superioridad (6 de 7) y con una zona que se mantuvo ordenada durante tres cuartas partes del tiempo. Yo le pondría un grado 8 de aplicación de su modelo.
Pero el Sabadell, no. Hizo un gatuperio sin cuajo de corazón y cerebro, disciplina y genialidad, y se atascó. Tuvo pasión para recortar diferencias, pero no tuvo sentido. Diría que sólo fue fiel a sí mismo en un grado 6.
Se trata tal vez de un producto de la juventud de sus elementos decisivos. A todos los jóvenes les cuesta darse cuenta de quiénes son y cuál es el mejor camino a seguir. Su tremenda carga emocional –un maravilloso impulsor– no encuentra guía ni cauce y se derrocha entre las dudas, la inoportunidad, la responsabilidad mal llevada o el rigor peor entendido.
Pero la ventaja de este carburante emocional sobre el resabio es enorme. Un equipo con esquema pero sin alma, sin genio creador, es como una máquina: útil y eficaz, pero vulnerable por sus limitaciones. Sin embargo, un equipo apasionado y mínimamente orientado puede ser invencible. Sus limitaciones -peor nivel estratégico o de conjunción táctica– son precisamente sus estímulos para la creación y ésta, la creatividad, es siempre un arma mil veces superior. El Sabadell tiene plasticidad, es decir, capacidad para aprender del error y superarlo inventando.
Y creo que su entrenador, Nani Guiu, sabe estimular estas capacidades, este ansia por progresar.
De manera que en Atenas, el 20-F, el Olympiacos puede llevarse la sorpresa de encontrarse una versión nueva y mejorada del Astralpool del pasado día 23 y ni reconocer a su rival. Se está gestando la victoria.
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